Los avances tecnológicos permiten plasmar cualquier dibujo o imagen en todo tipo de soportes.
En realidad, es una técnica que se lleva aplicando años, aunque nunca antes ha conseguido tanta notoriedad como ahora. Para arquitectos, interioristas y diseñadores es una varita casi mágica con la que pueden convertirse en «editores creando sus propias colecciones personalizadas de objetos decorativos de una forma rápida, ajustándose al presupuesto y consiguiendo resultados fieles al proyecto», dice Guillaume García, director de C!Print, salón que muestra las posibilidades de la impresión digital y que recientemente ha celebrado su tercera edición en Madrid.
Ya a mediados de los años noventa se comenzaron a utilizar impresoras de gran formato en la decoración. El primer sector en integrar las tecnologías digitales fue el interiorismo comercial, cuenta García. Pero, «solamente a partir de la década actual las soluciones que ofrecemos los fabricantes del sector permiten resultados accesibles y fiables para los profesionales del diseño», aclara Óscar Visuña, director de la división Professional Printing Solutions de Epson.
Personal y versátil definen esta forma de decorar espacios, que ha llegado para quedarse. «Busca ofrecer alternativas a la decoración tradicional, dotando de más personalidad, profundidad y emotividad a los diferentes espacios que podemos encontrar en cualquier casa, oficina, u hotel», comenta José Miguel Belda, responsable de Marketing, Arquitectura y Decoración de 3M Iberia.
Prácticamente todo es imprimible y personalizable. «Para viviendas me parece muy chulo customizar e imprimir materiales con fotos familiares. Se puede hacer en todos los soportes, desde paredes hasta puertas de la cocina», argumenta el decorador Guille García-Hoz.
Lo que se consigue son nuevas sensaciones visuales. Por ejemplo, «cubriendo la pared con una fotografía se logra una sensación de profundidad y calidez», recalca Belda. Y, sobre todo originalidad: «En un dormitorio infantil se puede ir cambiando la temática a medida que va creciendo su ocupante».
Gracias a estas técnicas es posible customizar muebles baratos de Ikea, por ejemplo, y convertirlos en únicos. «El concepto de personalización mediante sistemas digitales permite convertir en una pieza única cualquier elemento fabricado en una cadena de producción industrial. En cierto modo, sí que podemos afirmar que estos sistemas superan las limitaciones de la fabricación en serie», dice Visuña.
Además, la impresión digital ahorra tiempo y dinero. Por un lado, se aplica mucho más rápido de lo que se tarda en pintar o revestir una pared. Y por otro, se abaratan los costes si se compara con los métodos decorativos tradicionales.
A la hora de elegir el dibujo, el cliente se suele decantar por paisajes, bosques, montañas o playas paradisíacas. Y en papeles vinílicos, alfombras y textiles reinan los motivos geométricos y vegetales, comenta Moroño.